El atraso en el desarrollo de una obra de construcción puede deberse a varios factores, y la partida que suele tener más atraso puede variar según las circunstancias específicas de cada proyecto. Sin embargo, algunas de las partidas que a menudo experimentan retrasos en proyectos de construcción incluyen:
- Excavación y cimentación: Si se encuentran condiciones del suelo inesperadas durante la excavación, como rocas difíciles de perforar o problemas de drenaje, esto puede causar retrasos significativos en el inicio de la construcción.
- Permisos y aprobaciones: Obtener los permisos necesarios de las autoridades locales y cumplir con los requisitos normativos puede llevar tiempo y retrasar el inicio de la obra.
- Entrega de materiales: Problemas con la adquisición y entrega de materiales críticos pueden retrasar el progreso de la obra. Esto incluye retrasos en la fabricación, envío y entrega de elementos estructurales o equipos.
- Condiciones climáticas: Las condiciones meteorológicas adversas, como lluvias intensas, nieve o temperaturas extremas, pueden retrasar las actividades de construcción al aire libre.
- Conflictos laborales: Huelgas, disputas laborales y problemas con la disponibilidad de mano de obra calificada pueden generar importantes retrasos en la obra.
- Cambios en el diseño: Si se realizan cambios en el diseño del proyecto después de que la construcción haya comenzado, esto puede generar retrasos, ya que se deben ajustar los planos y volver a trabajar en ciertas áreas.
- Problemas de financiamiento: La falta de financiamiento o problemas financieros pueden retrasar o incluso detener temporalmente una obra.
- Conflictos legales: Disputas legales, como litigios entre contratistas, subcontratistas o con propietarios, pueden generar retrasos en el proyecto.
- Problemas de gestión: Una gestión deficiente del proyecto, la falta de coordinación entre equipos y la mala comunicación pueden llevar a retrasos en el cronograma.
Según un estudio del CChC sobre la productividad, destaca que todas estas barreras se van componiendo en un sistema complejo y de equilibrio poco eficiente. Desde el diseño de un proyecto hasta la gestión de su ejecución, se genera una secuencia de atrasos, modificaciones de contratos, controversias, y judicialización, que termina por mermar la productividad.
Es importante destacar que la gestión adecuada del proyecto, incluyendo la planificación, el seguimiento y la resolución eficiente de problemas, es fundamental para minimizar los retrasos en cualquier partida o fase de una obra de construcción. Además, la identificación temprana de posibles problemas y la implementación de medidas de mitigación pueden ayudar a mantener el proyecto en curso y dentro del calendario previsto.